«Para lograr estos objetivos, son parte de la Red Feminista Anticarcelaria de América Latina, organizan laboratorios y talleres dentro de las prisiones, y apoyan a las excarcelarias cuando son liberadas. A través de su trabajo, ponen en tensión la disyuntiva entre cárcel y calle, y potencian el rol del cuerpo, el arte y la memoria para consolidar la identidad de mujeres que, desde la infancia, han sido expulsadas».
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