Es un laboratorio de movimiento, que incluye ejercicios de conciencia corporal, autoimagen, conexión grupal e improvisación. Las sesiones integran un diálogo constante respecto de la experiencia. En la penúltima sesión, se desarrolló un trabajo de mapeo corporal, donde cada persona privada de su libertad dibujó su silueta, escribiendo y dibujando en ella sobre sí mismas/os, a modo de diálogo interno. Luego de esta sesión, las siluetas fueron trasladadas al espacio público, en una intervención denominada “Siluetas a la Calle”, que expuso las siluetas en la calle para que las y los transeúntes pudieran observar, leer y dejar sus mensajes.
Luego de la intervención, las siluetas volvieron a la cárcel pudiendo entregar mensajes de los transeúntes a los internos. En la última sesión de cierre, se exponen las siluetas en la cárcel, para que los internos puedan observar. Esta experiencia se sistematizó, para plantearse la posibilidad de analizar desde un enfoque crítico una experiencia de arte y pedagogía en contexto de encierro para visualizar el aporte que puede significar una experiencia de aprendizaje desarrollada en un laboratorio que incorporó al cuerpo y su contexto sociocultural e identitario, para propiciar la creación, la participación y conexión de las y los individuos con la sociedad, para conectar con y entre sujetos, para conectar con el mundo.